Nos introduciremos en lo que es la historia de este sector de la capital y fundamentalmente de los grandes sucesos de los que ha sido testigo.
Primero que todo debemos señalar que “chimba” significa, en lengua quechua, “de la otra banda” o “del otro lado”, en este caso aludiendo a la rivera norte del río Mapocho.
Un eje vital de la zona es la hoy llamada Av. Independencia, una derivación del Camino del Inca que en esos años recibía el nombre de Camino de Chile. Esta importante arteria capitalina puede ser llamada con propiedad la calle más antigua de Chile, pues cuando llegaron los conquistadores en 1540, lo hicieron por este camino. Posteriormente, don Pedro de Valdivia instaló su campamento previo a la fundación de la nueva ciudad, en el entonces cerro de la Huechuraba, hoy, cerro Blanco.
Más al norte de los ranchos ribereños los españoles se repartieron terrenos dedicados a la agricultura, para satisfacer las necesidades alimenticias de sus familias. Allí, de Valdivia tenía una extensa chacra que luego fue dividida en varias parcelas. Algunos de estos predios fueron cedidos a conventos y monasterios que se asentaron en la zona aprovechando la tranquilidad y la condición de aislamiento con respecto de la urbe. El primer convento que se fundó fue la Recoleta Franciscana, en 1647 que acogió prontamente al culto de la creciente población de La Chimba. Hubo que esperar un siglo para la instalación de la Recoleta Dominica. En tanto, en 1770 se levantó el Monasterio de las Carmelitas Descalzas de San Rafael.
Por su parte, el camino de Chile, bautizado tras la conquista como "Cañada de la Chimba" fue más tarde, y hasta el final de la Colonia, denominado "Camino Real de la Cañadilla". Este nuevo nombre alude a su importancia como la principal vía de entrada y salida a la urbe, convirtiéndose en el paso obligado de todo el comercio que provenía de Buenos Aires, o el que iba a Lima.
Resulta importante destacar que desde el siglo XVI, la Chimba fue una zona principalmente rural, en donde se produjeron viñas, hortalizas y frutales que alimentaron a la pequeña ciudad de Santiago.
En 1772 el problema de la comunicación entre la entonces “periferia” y el centro de la ciudad se volvía crítico, pues, si bien existía un pasarela que los comunicaba, esta era de madera y solía destruirse fácilmente con la crecida del río. Se comenzó entonces la construcción del puente de Cal y Canto, una de las más ambiciosas obras ejecutadas hasta entonces en la urbe. Así, la Cañadilla, que quedó directamente comunicada con la ciudad, dejando atrás su carácter aislado.
Más tarde, bajo la administración de Ambrosio O'Higgins, en la última década del siglo XVIII el antiguo camino adquirió la condición de calle, ordenándose la ejecución de una serie de mejoras. La mayor parte de las chacras originales se convirtieron en agradables quintas suburbanas con casas de descanso de importantes personeros de la creciente aristocracia criolla; familias como los Matte, los Urmeneta, los Cruz entre otros tenían sus propiedades en ese lugar.
Y no sólo eso, para ese entonces La Chimba ya había adquirido una importancia sustancial, por lo que hubo un fuerte desarrollo del comercio, fundamentalmente en la hoy zona recoletaza, teniendo como foco la Vega central y también el sector de Bellavista, en donde hace más de dos siglos que ya se vienen celebrando las llamadas chinganas.
Aun así, este sector no perdió su importancia histórica, pues debemos recordar que el ejército Libertador hizo su ingreso, en 1817, luego de triunfar en la batalla de Chacabuco, marcando un hito glorioso en nuestra historia. Por este motivo, a principios del siglo XIX, el otrora Camino Real de la Cañadilla recibe el nombre de Independencia.
De esta manera, podemos visualizar la importancia histórica que ha tenido este sector en nuestro país. Sector que a pesar de su antigüedad, recién se vino a independizar en 1992, cuando por una nueva jurisdicción se dividió en la comuna de Recoleta e Independencia.